Vi nacer la poesía en los ojos del poeta.
Juan Eladio, Montilla arriba,
Juan Eladio, Montilla abajo,
venenciando versos de tinaja y vino.
Versos de Sol que madura la vid, como madura la vida de aquel que recoge los frutos dorados que esta tierra olorosa entrega a su paso.
En su mirada brotaba poesía.
Yo la veía.
Y fueron las calles de Montilla, sus verdes campos, su gente, la luz con que el paisaje atravesaba la retina, quienes dejaron la semilla germinando en un corazón.
Nos hizo poema.
Y quedamos para siempre sellados en un papel que la tinta perfumó con nuestros nombres.
Somos tinta.
Los Montillanos,
Montilla.
Somos verso de luz y de Sol,
verso del poeta que nos miró con ojos brillantes y nos dejó para siempre escritos en las páginas de este libro que también es un trozo de su vida.
Y así quedamos grabados en este papel que un día fue blanco.
Sole Raya (Librería Nobel)
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