Paseo por las calles más centricas de la ciudad de Córdoba con los ojos cerrados.
En 1913 el futurista Rigi Russolo escribe «El arte de los ruidos» en el que considerara que la sociedad de su tiempo ya no estaba interesada en el «Claro de Luna» de Beethoven sino que respondía mejor a los sonidos de la sociedad industrializada. Ya a mitad de siglo XX Jhon Cage en 1937 presenta el manifiesto “El futuro de la música” en el que se plantea una redefinición de esta como una organización de sonidos y como tal también considera a los llamados “ ruidos” motivo de ordenación y por tanto elementos posibles para la creación musical. Con este paseo te proponemos rescatar los consejos de Russolo y atravesar la ciudad con los oídos más abiertos que los ojos. En esto radica nuestro paseo, estimular la percepción a través del oído, dejando a un lado por unos momentos la percepción visual que aturde otros sentidos. Anulando la vista podremos encontrar y percibir nuestro entorno de otra manera, sentir la ciudad de otra manera. disfrutando de su tonalidad sonora, distinguiendo entre sus señales y marcas sonoras. EL paseo consiste en un recorrido por las calles más céntricas de la ciudad, con los ojos tapados mediante un antifaz que no deje traspasar la luz y que nos resulte cómodo para el paseo. Este paseo-experiencia, está cerrado a un número de 20 personas. Un recorrido de ida y vuelta, iniciado desde un punto “x” a un punto “y”. Cada uno de los tramos lo realizarán 10 personas con los ojos abiertos y otras diez con los ojos cerrados. El recorrido se hace por tanto en parejas y mientras una persona de la pareja en la ida va con los ojos tapados la otra persona ejerce el rol de cuidadora, llevándola de la mano para que se sienta segura y protegida durante todo el recorrido. Y a la vuelta se cambia el rol. El paseo debe durar una total de unos 20 minutos de ida y 20 de vuelta un total de 40 minutos, más una puesta en común de la experiencia al final de todo el recorrido, la duración total es de 60 minutos aproximadamente. Y transcurrirá por las calles peatonales o semipeatonales del entorno de la Mezquita y centro de la ciudad terminando en la intersección de la calle Cruz Conde con Ronda de los tejares. Durante el recorrido se invitará a los participantes a que mediante sus dispositivos móviles registren los sonidos durante todo el camino, con estas grabaciones haremos un montaje sonoro final. Terminando con esto de «orquestar» a la ciudad tal como Russolo proponía.
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